EL
HOMBRE QUE INTENTÓ ABANDONARLO TODO
(Reverso
de una fotografía de Christopher McCandless)
Christopher llegó a cierta edad –también nosotros–
en la que descubrió, finalmente, que son las islas
las que van a dar con los marineros perdidos.
Fue entonces que lo vio: la prenda enrarecida
alrededor del cuerpo, tan desgastada por su uso,
desvanecida casi. El dolor, me refiero al dolor.
<<No soy más que el picaporte de una puerta
que nadie se aventura a abrir>> dijo.
Por tanto notó los torsos en viva carne roja,
desnudos en la llamarada, tenaces en el abrazo.
<<No soy más que un perro amarrado
en el patio trasero de mi historia>> pensó.
Fue ahí cuando decidió abandonarlo todo.
Darse a un mundo reciente como un hombre reciente.
De Christopher ya no deseo hablar, pero hay veces
en que comparto sus planes: salir una mañana,
buscar un parque desolado, sentarme en la primera
banca vacía que encuentre y dejarla toda ahí,
con su aspecto de animalillo muerto y asustado,
en una bolsa de papel. Será desde entonces
responsabilidad del primer tonto que la encuentre
hasta que decida, tiempo después, hacer lo mismo.
Sólo entonces podré decir que esta tristeza no es
mía.
ELEGÍA
DE UNA MERCADERA
QUE
NO ENCUENTRA LUGAR EN LA RUTA 109
…el millón de
muertecitas que tiene el mercado.
Federico García Lorca
A doña Vilma, de la
Casa de los Encajes
1 cuadra abajo, 25
varas al lago
Ahí, ésa que va
tambaleándose
como un ciprés que reta
la ventisca,
como pez que lucha
contra el anzuelo,
como una mujer de pie
en un bus;
sí, la que extiende sus
brazos por lo alto
y que en lugar de
rezar, parece
reclamar algo: la misma
plegaria,
la que jamás, jamás, es
atendida.
Aquella efigie borrosa,
pobre,
certeramente fácil de
olvidar,
comprende que en este
mundo no hay lágrimas
idénticas, ni una para
otra, aunque
el dolor use la misma
colonia.
Ay de esta madre, ay de
sus hijos.
Ay de esta niña que
prefirió
no voltear la vista y
sucumbir
no en figura de sal; sí
en la piel
poliforme y curtida de
los vivos.
Pero ay de sus hijos.
¡Ay de mi madre!
Un buen día de éstos
–lo prometo–
te cederé el asiento, y
mientras
este armatoste de óxido
y tripas
restalle en las curvas
de una ciudad
ausente, te susurraré
un secreto:
el desamparo tiene el
centro hueco
y justamente cabemos
los dos.
ORGASMODA
A DANI WOODWARD
Cuando te penetran es cuando más bella eres. Cuando
te vienes hasta desgarrar tu propio sanctórum petrificado; cuando gimes un
pentagrama más allá del silencio; cuando coqueta te desvistes de la frivolidad
de los nombres, como saxofón haciéndole el amor a la noche, es cuando más bella
eres. Tu vientre es una visión vaporosa de vergas vapuleadas, rendidas ante ti
como soldados de un ejército sin comandante ni honores; es la magnífica
deshonra de atornillar nuestra soledad a los rebeldes sinsabores de tu cuerpo.
Tu pelo es incendio: tocarlo, qué delicia. Tu vulva palpitante es un reinado
malévolo donde quiero, gustoso, ser empalado una y mil veces. Dime quién te
arrendó tanta belleza, tanto desenfreno, y te doy esta mano y la otra con que
narro; dímelo, y te erigiré un altar de otoño donde las hojas te rindan culto.
Que esta tarjeta de sonido sean tus labios, y dame el salvoconducto a tu
espectro, a tu incienso desahogado, a la unción de mis demonios en tu saliva.
Dame todo eso y yo te doy el furor de mi canción; dámelo y te enseñaré que en
el placer también nada el abandono. Lo sé bien, porque entre mamada y mamada te
siento, desde ese monitor, más mía que cualquier otro torso de lodo
desinflándose a mi lado.
PORNOGRAFÍA
La orgásmica embestida
turbando
la vana tranquilidad de
los cuerpos
y que incesante los
arrastra hasta
la escena tan repetida:
la cama
–celda inútil del
esbelto torso
que se avizora como
mástil guía–
y dos bultos asilados,
callados,
sabiéndose tan sólo con
sentido
estando uno encima de
otro.
Olvida ya si es hombre
o mujer;
no importa si eres
hombre o mujer.
Repasa labios, senos,
nalgas, penes
erectos, flácidos,
grandes, pequeños;
que ya ningún túmulo de
piel sea
extraño a la curiosidad
de esta
lengua ni la miopía de
tus dedos.
Deja todo dogma, todo
el miedo.
Deja ya todo lo que no
te sirva
fuera de la habitación
–mi virgen
cuartilla: trémula e
impenetrable.
No hables: chilla,
gime, grita, muerde
y perfora hasta que el
deseo
sea un escudo
innecesario.
Vente en su boca, vente
de una vez,
lávate y empieza todo
de nuevo,
pues para eso es la
poesía.
EL HOMBRE
QUE SIEMPRE LLEGABA TARDE A SU FUNERAL (Balada
para Johnny Cash)
Recuerda las instrucciones
para andar –me dijo Johnny.
Nunca pierdas el respeto
por las cosas más pequeñas,
las aparentemente
inútiles, como la última cajetilla
de cerillos o aquella
chica que dejaste esperando
y que aún tiene esperanza
en ti. Si miras una nube,
escupe lo más fuerte que
puedas: atrás se esconde Dios.
No olvides que el barullo
debajo de tus pies no es más
que el soplo de todas esas
personas que agonizan recostadas
sin nunca haber
comprendido la dicha de sólo caminar
sin rumbo seguro. Pero lo
más importante –seguía Johnny–
es que no olvides llevar
las manos en tus bolsillos.
Esto podría salvarte la
vida –y sin saber por qué
hice lo que me explicó; de
cuanto me enseñó, todo.
Vaya donde vaya, en mis
bolsillos guardo siempre
las manos, sin importarme
que los tenga vacíos
–eso lo aprendí de Johnny.
Lo hago para recordar que,
no importa lo que pase,
siempre tendré algo a qué
aferrarme: N---A---D---A
–eso lo aprendí de la vida.
EL HOMBRE
QUE FUE SIEMPRE UN PERDEDOR Y LO DISFRUTÓ
(Invocación
a Charles Bukowski)
y
|
abre una cerveza y bebe sólo la mitad.
vierte el resto sobre el dorso desnudo de una
puta.
escribe en tu pecho las elucubraciones
posteriores a un orgasmo.
párate de cabeza.
celebra cantando los albores de tu desdicha
vendrá hasta ti.
|
y
|
ha de llegar un espíritu hediondo y verduzco
que a su paso deja un rastro de orina y cenizas.
te hablará en el idioma de las gaviotas muertas
coronará tu lengua con su boca troyana.
|
y
|
he aquí que la depravada belleza
se colgará de tu cuello
en una guirnalda hecha de cadáveres.
|
y
y
y
y
y
y
y
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no hables, no preguntes, no respires.
escucha lo que tenga que decir.
asiente en todo momento
toma
fuma
juega
coge
miente
vive
no pienses nunca en la felicidad.
es un terrible hábito.
VODKA, SPRITE Y LIMÓN
Get on your
dancing shoes,
you sexy little swine…
Arctic Monkeys
El silencio es polifónico.
Las luces trazan manos
que te acarician
imperceptibles
el rostro
el cuello
los senos
lo que quede de alma.
Te aferras a tu trago acerbo
y te dejas caer a la noche con la boca abierta
mordiendo la oscuridad en sus cuatro rabos:
dulce veneno de escorpión mezclado con Petrov.
El cazador y la presa bailan juntos
en el salón de los espejos y violines.
¡Apresúrate: la selección natural termina en siete horas!
Lejos del reggaetón y el encanto de un jueves cualquiera
tratas de convencerte
de que la resaca no le da tregua a la moral.
Así y sólo así
la soledad será menos
que un condón tirado en el piso.
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