jueves, 28 de junio de 2012

"Destino", Leyla Patricia Quintana (Amada Libertad), Ediciones Amada Libertad, 2011.



"Ante todo existe la ausencia, la angustia y el vacío, la página en blanco. Es eso lo que la letra intenta colmar. Sin embargo, la tarea parece tanto más difícil cuanto que “en el camino de la flor (=la poesía)” se ha interpuesto la necesidad de exaltar la voz popular, así como la acción armada. Esta tarea del compromiso literario no es necesariamente un hecho portentoso. Es cierto que gracias a ese papel político la poeta logra justificar plenamente la función marginal que la experiencia poética posee en nuestra sociedad capitalista (pos)moderna...


...La decadencia del arte representaría un proceso de deterioración más peligroso aun que la propia muerte. Y esto por una simple razón. “Ser-guerrillera” significa poseer una clara conciencia de “ser-para-la-muerte”, del sino sacrificial, casi morboso, el cual se adquiere desde el momento en que se entona la consigna, “¡Revolución o Muerte!”; empero, lo que no puede aceptarse es que un sino trágico semejante se le depare también a la escritura. La poesía trasciende el cuerpo cuyo destino, puesto que la revolución resultó imposible, es la ofrenda, ¿Acaso no debería considerar un grave problema que la alternativa o, mejor dicho, que el interlocutor imaginario de la Revolución se llame la Muerte?."

Rafael Lara Martínez

 Fragmento tomado de: AMADA LIBERTAD:
en “la otra esquina de la tristeza” guerrillera



Selección poética:



HASTA ENTONCES

Me perfumo con tu recuerdo
para refrescarme la soledad.

Anestesio el silencio y estallo en tu tic tac.
Las calles, los mercados, las ventas
me hacen un tuti-fruti de vos
y saboreo la distancia que nos engendra.

Sí. Volveré  a abrazarte sin tapujones
ni uniformes verdes;
libres de toda plaga que opaquen tus entrañas.
Entonces pueblo mío, volveré.



CONFESIÓN

Una desoladora corriente de gritos
agita sus alas al compás de la historia.

Un cautivo relámpago ensordece los corazones
que hoy delatar sus sueños pretenden. 



EPITAFIO

Cuando me muera
no me iré del todo
quedaré en tus anhelos e ideales
quedaré  en las letras que un día
escribí en el odio
estallaré en mil y mas auroras
y seguiré amaneciendo
en la conciencia afilada de todos.



MIS DÍAS

Habito en el corazón de la chiltota,
las mañanas rocían las sonrisas del viento,
un desdentado viejo balbucea maldiciones
a la  aurora porque le ha comido el sol.

Camino por los rincones más dolorosos de la humanidad.
Las serpiente mutila sol a sol el canto del gorrión,
almuerzo soledades.

Ahogo mi sed en el silencio del llanto maternal
miseria en el vientre del pueblo encuentro.
Y finalmente me desnudo el alma
para dormir en estrepitosos sustos
de bombas y metrallas,
donde la noche se llena de lobos
y mitos de hombre, matan esperanzas.



A GÜEVO

Desentierro tu imagen

ajada por la distancia.

La penumbra empapa el sacrificio
que la dignidad merece
a esta guerra amada.




NOVIEMBRE

El calendario de mi valor embute en el recuerdo
días pintados de sangre, angustia y dolor.
Las acuarelas que encendieron los gritos
estallan en la frente de mi pueblo.


Todos los sabemos, nadie lo divulga:
la mordaza pasa su cuenta,
torturando a la verdad se encuentra.
furia incontenible empapa la conciencia de la humanidad
 y millones de esquirlas sedientas de libertad
penetran en las entrañas que parirán
la tan anhelada Paz.



TREPANDO PENSAMIENTOS

Las mariposas brotan
sobre el manantial de hierba buena
que suelo contemplar
cada que me visto de sacrificio
y desvelo al sueño
que practica danzas nocturnas.

Bajo la serenidad
encuentro dos o tres recados
que el anochecer me trajo.

Paso a paso lastimo tu vientre
y encuentro que de tus ojos brota
un amargo canto
que destroza mi sensibilidad
hoy que padeciendo tu distancia
en esta soledad me encuentro.























Amada Libertad


2 de abril de 1970-11 de junio de 1991. Poeta salvadoreña nacida en Santa Tecla y fallecida en combate el día del eclipse sola en un enfrentamiento con militares en El Salitre, Nejapa, Volcán de San Salvador.

Su seudónimo literario es Amada libertad. Obtuvo los premios: Wang Interdata, 1990 y Juegos Florares de Zacatecoluca, 1991, “¡Hasta la poesía siempre!”

Es una de las poetas que la guerra se llevó y la post guerra olvidó. Al igual que muchos de sus compañeros ariesgó su vida por un país más justo para todos.

Roselia Núñez

lunes, 25 de junio de 2012

"Los círculos de Dante"



El escritor Luis Alvarenga aparece con su poemario Dante, una especie de intrincados círculos, estados del amor, búsqueda de la paz del hombre solo, vencido y redimido.


Javier Arana


"Los círculos de Dante" una nota periodística sobre el libro "Dante" de Luis Alvarenga, en La Prensa nicaragüense:


"En las piezas que integran el poemario Dante , Luis Alvarenga, sustrae la metáfora de los infiernos circulares de La DivinaComedia y se propone acompañar y asimilar las apreciaciones entre Dante y Virgilio en su funesto periplo. Asimismo, Alvarenga busca a la misma figura mítica de Beatriz; con otro nombre, de otra sustancia."


viernes, 22 de junio de 2012

Convocan al Premio Centroamericano Carátula de Cuento Breve


Carátula, revista cultural centroamericana, en el marco de celebraciones por los 70 años de vida y 50 de creación literaria del escritor nicaragüense Sergio Ramírez (1942), convoca a la primera edición del Premio Centroamericano Carátula de Cuento Breve.

Podrán participar escritores centroamericanos de cualquier edad y residencia legal, con un único cuento rigurosamente inédito, escrito en cualquier idioma oficial de Centroamérica (siempre que se acompañe con la correspondiente traducción al español) y que no hubiere sido premiado anteriormente.


Bases: www.caratula.net/ediciones/48/premio-caratula.php

lunes, 11 de junio de 2012

"Los Ángeles Anémicos";Vladimir Amaya, Editorial EquiZZero, 2011.



La creación poética es una decisión absoluta de la libertad, en el sentido que se trata de una aspiración de otra realidad y de otra disposición del orden lógico que la suele regir. Esto sucede en la poesía de Vladimir Amaya, la cual -en términos generales- constituye una representación lírica que tiene la misma o más fuerza que la realidad.

Todos estos poemas permiten un recorrido acerado por la intimidad del autor. A veces hay en ellos una deliberada tendencia hacia temáticas de atmósfera luctuosa y de penetrante sarcasmo; otras veces, Amaya logra una madurez expresiva que se manifiesta en un lenguaje – que sin malograr el buen lirismo – consigue la reflexión de problemas que afligen a nuestra sociedad.

El tema de la vida ocupa sitios importantes en la poesía de este joven autor. El escepticismo, el sarcasmo y las dudas existenciales logran lucidez dentro de una voz que se pregunta sobre su propio destino y el de otros; la presentación de los deslices habituales del hombre como certezas cotidianas, permiten el entendimiento del desarraigo y el absurdo de la vida.

En menos palabras, los textos de Amaya consiguen un certero equilibrio entre la filosofía y la expresión poética; pero más allá de esto, y de mayor importancia, quizá sea el hecho de que alcanza un depurado y mordaz lenguaje, en el cual, la metáfora y la ironía sirven como herramientas inefables para la representación de temas como del deseo, el amor, la violencia, la marginalidad y la muerte, conflictos que afligen al hombre moderno.
       

Karina Escobar Aquino


                     

                              Selección poética




Chirajito


                                a Karla, mi hermana.


La vida se apaga a cada instante.
Su aliento regresa a la raíz oscura
                            de un tiempo de ceniza.

Y la vida se va, y se vuelve pregunta
en cada salón o avenida donde dejó su huella.

Porque la vida queda como vela apagada,
como niebla encendida de murciélagos y flores.

Es una canción
a la que no se le recuerda
nunca más la  melodía.

Y es que la vida se apaga a cada instante.
En nuestra propia cama
se detienen sus relojes,
al cruzar la calle
se desvanece de entre sus clavos.

¿Por qué no decirlo?
¿Por qué no juzgar esta tumba en el espejo,
esta champaña de pájaros enfermos
revoloteando en la sombra?

Se apaga, se extingue
y en el rostro queda como lágrima de vasta sonrisa.
Ocurre así, tajante como la muerte.

En las bibliotecas,
en los hospitales,
en el supermercado.
En una calle oscura
la vida se apaga
como río que no lleva prisa,  
y como torrencial de aplausos negros
se escuchan bajo tierra
los labios que callan.

Se esfuma, desaparece.
Es un beso que acaba de pronto
aun dejando en nuestras venas el sabor de su saliva.
Es un plato menos en el almuerzo
un asiento más en los buses.

Y cómo detenerla,
cuándo detenerla
si cada momento que transcurre,
sucede la bruma
donde se gesta su partida.

Por qué negar esto,
si la última mirada de la abuela,
del hermano,
de aquel amigo era la nuestra.
Por qué negar que la vida se quedó ahí, perdida,
como cuando las oraciones se quedan en la infancia.

¿Por qué no decirlo ahora?:
la vida se apaga a cada instante
y siempre se nos va el corazón, en sostenerlo. 


Perpetuidad

Desgajada de toda tela
no hay más sábana que la de mi piel para cubrirte.
Sucumbe así, transparente, único cáliz diamantino,
pétalo desprovisto de toda rosa.
Déjame jadearte el vientre con mi corazón  desbocado.
Mis ojos desatados lamen tu epidermis a paso de lengua endiablada.
Tus pechos tiemblan en el remolino de mis manos.
Dentro de ti respira un sol de apresurada sangre.
En ti llegan a morir ángeles y hombres,
En ti es el infierno más dulce,
Eres el sismo en el fuego, ¡Arriba, abajo,
                                abajo, arriba , sexos en eclipse!  
En mi garganta tengo otros brazos para estrecharte la saliva.
Deja tu espalda arqueada sobre mi cadáver. 
La fricción sólo es instinto para no perderte en la turbulencia
y como la perpetuidad, el orgasmo sólo es un instante.
Sucumbe así, mujer, y entre tus piernas me arrodillo
                                                                /devoto a tu sudor
                                      para que me beses la tristeza.
Desgajada de toda tela      
no hay más sábana que la de mi piel para cubrirte.



Familia

Tantos rostros en mi sangre:
tío José, abuela Rosario,
primo Sergio
y Antonio, el hermano manco.  

Tantos rostros que llevo en la sangre
y aun así voy a morirme solo,
en este cuarto que fue de ellos
sobre este suelo donde sucedieron sus pasos.

Ah,
mi madre y su fe por corazón que no le sirvió de mucho,
mi padre y su lacia borrachera al hombro.
De ellos es el espejo donde ahora me arrodillo,
hablo a la cruz de sus sombras y nadie me responde. 

Inútiles sus vidas, ¡Todas!
Para nadie, sus horas en espiral por esta tierra.

Mi prima Susana, cántaro al río.
Mi hermana Beatriz, multiplicada a sus quince  melodías.

Y son tantos nombres y tanta niebla
para mi nombre solo    tan solo en este bosque de membrana.

La tía Olivia, olvidada en algún rincón de la guerra.
El sobrino Jafet, olor a comal, evangelio y ladrillo.

De todos ellos
esas voces atrapadas en los muros,
repicando en la sal gris de las horas.

¡Ah!, la familia.
Uno a uno
fueron anudándose en mis células,
Uno a uno,
todos
en cada coyuntura,
en cada vértebra.
Uno a uno
corrieron el velo de sangre:
El bisabuelo, el abuelo, el padre.
Sin embargo
yo fui siempre el primero
en tocar la campana de nuestra amarga piedra.
Uno a uno
en cada coyuntura,
en cada vértebra.
Todos
en uno de mis dedos
para morderme
el gesto de pan duro.

Ah, la familia,
ciudad de desconocidos
en el retrato de la sala.




La mínima prenda con que duermes


La prenda más pequeña con que duermes
es la última luz que se apaga en la ciudad.
Temblorosa melodía de algodón.
Delirio celeste y blanco
como cielo y mar de un mismo vuelo,
mínima estrella de un hermoso naufragio.

Sándalo grave,
cofre de un ave que reposa.

Prenda empapada
del sudor sagrado donde la llama resucita.

Prenda inquieta
suave y paciente como la hierba
corta y vital como un suspiro.

Pañuelo para vestirme  de ti.
Estación breve,
prenda siempre hecha a la talla del asombro.
Hebras de una nube que ponen freno a tu cintura.
Es la primera voz del silencio,
es clave fulgurante,
candado que claudica. 
Puerta abierta
durante el granizo y los asaltos. 

La prenda más pequeña con que duermes
es una prenda de ojos abiertos que me ayuda a mirarte,
a saberte entre las formas
a resolverte en el ancho misterio de la noche.




Escuché mañana decir que fue la muerte


Lejos de la luz, el rostro
y del rostro, la sombra.
Golpeteo de puertas en la sombra.
Rostro que cabalga el rostro
de la sombra, de la luz.
Puertas de rostros.
Rostros en las puertas, en la sombra
hasta dejar la luz llena de puertas
                                    y de sombras.





Vladimir Amaya




San Salvador, 1985. Estudiante de Letras en la Univerisdad de El Salvador. Miembro fundador del taller literario El Perro Muerto.

Algunos de sus poemas se encuentran publicados en revistas, periódicos y publicaciones electrónicas; además, en la obra colectiva El falso acorde del silencio, mínima antología del taller al que pertenece. Dirigió el boletín ocasional de poesía La huesera colectiva en la Universidad Nacional.

Ha publicado Una madrugada del siglo XXI (antología de poesía joven salvadoreña, 2010), el poemario Agua inhóspita (Colección Revuelta, 2010)  y Los ángeles anémicos (primera edición, Editorial EquiZZero, 2010).

sábado, 9 de junio de 2012

"Y qué imposible no llamarte ingle", Alberto López Serrano, Editorial EquiZZero, 2011.




"Lo estético es fundamental en su poesía, pero en ningún momento se queda en lo sonoro y no descuida el contenido. Entre lo jóvenes, es uno de los pocos que vierte la mayoría de su obra en el siempre difícil pero gratificante cáliz del soneto."

"Y qué imposible no llamarte ingle" del poeta Alberto López Serrano es es la octava publicación de Editorial EquiZZero. Presentamos en esta ocasión una selección de su libro.


Selección poética



Otra vez me atolondra Eros, aflojador de miembros,
esa dulciamarga alimaña irresistible.
                                                      Safo
 (Lesbos, en torno al 600 Antes de la Era Común)



I


Me desnudarás al abrir esta solapa.
Razona lo que digo si eres capaz,
comprende si puedes con tus poros.

Cual títere,
sin compasión,
sujeto me tendrás a tu despotismo,
renunciaré al placer ilícito,
condenaré mi casa,
volveré a nacer,
no del original,
sino de tu vientre escarnecido, roído,
cambiarás mi nombre,
tuyo soy dirás,
vendido seré,
por mi voz mancillado.

Quizás no importa,
todo mundo sabe que al amar siempre se pierde,
sea que se inmortalice en silencio interno
o quede plasmado en llano papel.



III


El incendio de nuestros labios se nos viene encima  a torrentes,

como el viento en los jardines los pétalos agita
y estremece el tallo entero en las flores.

Palpita el suelo y gime.
El monte se une al valle.
Los caminos son húmedos mordiscos,
lentos acordes de corazones
y el labio está ardiendo como el rayo.

El monte es un aliento interminable
con dedos desatando los miembros,
buscándose en la tierra el centro
que se está incendiando en las manos.
Somos la carne desatándose en los labios.



VIII


Tú cruzas a la izquierda en esa esquina,
eres un autobús que nunca llegará envuelto en ruido.
Me marcharé contigo por esa galería
al parque de fuentes silenciosas.
¡Quizá logre atisbar,
o encadenarme, al menos, a tu costado tibio,
como una fiesta de hojas secas sobre la tierra
por el viento arrojadas a espirales y danzas!

Y quisiera decirte cosas como:
la Musa dijo ayer tu nombre,
ya era de noche… goteaba el tiempo… yo la esperaba,
sí, con flauta en mano como siempre,
y al llegar apartó los libros de mi cama, su velo,
y me sonrió ya recostada.
Muy cerca de su rostro blanco y terso, dije:
¿Tú le dictabas a Petrarca?
Cerró los ojos y sonrió.
Sí, dijo, y puso el velo.


Dijo tu nombre entonces,
ya era más de noche… goteaba el techo…

Y entonces te daría este poema,
susurrando tu nombre y un es tuyo,
como si lo hubieras olvidado
entre mis labios y mis dedos.
No querrías leerlo. “En casa”, me dirías,
y yo sonriente volvería a verte la frente y sus lunares,
y volverías a verme
para saber que voy mirándote a tu lado
como si tú llevaras el velo todavía…




XI


Te imagino bajo una lluvia de páginas de colores,
que vas juntando las recién pintadas páginas celestes
con tus manos de contacto fino y tu horizonte de miembros
(de rosa y carne inexplicables).
Llegar me gustaría, entonces, a tu lado,
llegar con un silencio,
llegar como de entrega,
parecido quizás a un respiro,
a un largo territorio por dentro y por afuera,
como un lápiz,
y me cubras celestes los caminos
con un roce de tu piel humedecida.
Voy a trazar, entonces (ilusión y cauce del sentido),
con mi tacto las líneas,
los contornos,
y la imagen de tu cuerpo me conduce,
me derrama,
como caricia que se estira al viento
y celeste va tornando mi horizonte.



XV


¿Quién,
si muero,
culpable te diría?
En cualquier parte,
aquí,
pero en cualquier parte,
tu rostro voy  t___
                              e___
                                       j___
                                                 i___
                                                         e___
                                                                   n___
                                                                             d___
                                                                                       o___
Con baba de una araña
que se empecina
en ir    h——
                         i——
                                     l——
                                                 a——
                                                             n——
                                                                         d——
                                                                                     o——
necio,
tu rostro,
quién diría,
sí,
tu rostro que me pierde y aniquila en su dédalo.

No será por caerme de alguna pasarela
o que en la calle el golpe de un vehículo
o ráfaga perdida me cruce los sentidos.
Es fácil estos días,
¡quién no sabe!          
Yo sería el culpable.
¿Quién,
si muero,
culpable te diría?

Un dédalo invisible
en que te voy t……
                              r……
                                      a……
                                              m……
                                                        a……
                                                                n……
                                                                         d……
                                                                                o……
distraído,
en cualquier parte,
o aquí,
y cuando acabo de trazar tus ojos,
me pierdo en la señal,
y ya extraviado,
por necio
o por fortuna
o por desvío,
todo se torna un dédalo constante y asesino
por perseguir la espora de tus ojos.






Alberto López Serrano




´

 

Nació en el departamento de La Libertad, el sábado 8 de enero de 1983. Es profesor de idioma inglés y de matemáticas. Es miembro de la Fundación Cultural Alkimia y desde 2007 es coordinador de los “Miércoles de Poesía” en la peña cultural de Alkimia y Los Tacos de Paco, en San Salvador.

En este mismo espacio ha presentado lecturas y homenajes a poetas de El Salvador e internacionales, así como eventos bilingües y babélicos especiales de poesía. Ha participado en diferentes lecturas en instituciones educativas básicas y superiores, centros culturales, festivales de poesía, cafés literarios y concentraciones públicas en calles y plazas. Entre ellos: Festival Internacional de Poesía de El Salvador 2004 y 2010, Simposios Rubén Darío en León de Nicaragua, Feria del Libro de Guatemala 2009, Festival Internacional de Poesía de Costa Rica 2010, entre otros.

En 2007 fue publicado “La Nave que Falta” (Alkimia Libros, San Salvador). Luego “Cien Sonetos de Alberto” (Alkimia Libros, 2009), la primera edición de “Y Qué Imposible No Llamarte Ingle” (Editorial La Cabuda Cartonera, 2009), y “Montaña y otros poemas” (Editorial Equizzero, 2010).