jueves, 27 de diciembre de 2012

"La noche sobre el rostro", Ana Chig, Mexico. Editorial EquiZZero, 2013.



Ana Chig, es la poeta mexicana, cuya voz llena de ternura y sensualidad, abre las puertas de la poesía mas allá de las fronteras salvadoreñas, y se convierte así en la primera escritora de carácter internacional en ser publicada por Editorial EquiZZero.

"La noche sobre el rostro desarrolla el tema del amor erótico, en el que la noche es más un cómplice que el escenario de los encuentros. En los poemas que dan vida a este libro, la voz que los crea es consciente de su aliento febril e impone una plasticidad dinámica en cada uno de ellos, donde el paisaje exterior es una correspondencia fiel del paisaje interior.

En sus poemas Ana Chig logra integrar a la pasión amorosa notas de nostalgia, que dan como resultado una mirada a la distancia justa, desde la que se ensaya cada uno de los efectos miríficos del encuentro amoroso. La noche sobre el rostro logra un equilibrio de fuerza y gracia, donde los cuerpos son paisajes y los sonidos de la noche cuentan historias que se incendian en nuestra lectura."

Mijail Lamas Alfaro
Poeta, traductor y crítico mexicano.




Selección poética




Lo nombrado

Eso que nombramos a la orilla de los ríos…
quizá muerte desleída extendiéndose en el sexo.

Noche que se vuelve tibia en nuestros cuerpos,
niebla avanzando rieles indefinidos.

Como todo lo vago en la palabra, en el recodo íntimo
del vientre que olvida concepciones, del falo deslizado  
entre las sombras inquietantes de los cuerpos.

Lo nombrado, lo intacto en el silencio de la roca,
caudal de islas nacidas bajo la lluvia del invierno.

Quizá es tu mano o esas redes rebosantes del esperma,
 las  nubes que construyes cuando tu boca acaricia mis labios
son dioses abandonados que resultan al  amarnos.

  

Tropical

Te amo. Inmóvil acaricio la placidez de tu frente, 
penetro más allá del cálido abrazo sujeto a la nostalgia,
más allá de la promesa —pacto obligado que sosiega el dolor—.
Sucede que te amo cuando la roca se derrama en los abismos
y un calor del trópico detiene su marcha en la habitación.




Nocturno

Posé mis manos sobre la noche dilatada.
Un húmedo rumor deshabitaba el cielo y sus estrellas.
Fue el tiempo, ociosidad de un deseo esculpiendo los instantes.

Vientre, sombra, bahía,  fluente de lluvia oscura.
Parpadeo, relámpago furioso del acto consumado.

Quedó el cuerpo desnudo en la quietud de los latidos,
 río estremecido en el sueño de un invierno agonizante.



La noche sobre el rostro

La noche  temprana se allega sobre tu vientre.
Su desnudez invade y transforma los contornos.
Soy tierra cercada por el agua, península inaudible
suspendida entre los muslos.

Enlazas la palabra al numen solitario, me desplaz.
Voy a tu cuerpo sumergido como la  noche siguiendo al alba.
Se adentran mis dedos entre la espiga, me abrigas exaltada.
Tus caderas acogen la soledad estéril, te sostengo con mis manos.

Te quedas desnuda como astro luminoso alzándose en mi boca,
un halo ebrio del aliento te suspende,  te aquietas en el brocal.
Mi lengua es un ancla que agita la marea, una ola en quietud
de su viaje hacia la arena, noche hundida mojada sobre el rostro.

Abandonas tu vida sobre mi cuerpo, renazco sobre tus senos.
Más, te abres y el deseo como humo ascendiendo entre los campos.
Abandono mi vida sobre tu cuerpo, renazco ahora entre tus labios.



Creencia

Tu vientre es un parque de incendios protegidos,
adentrado umbral donde las rutas germinan claridades,
la semilla desnuda cayendo a tierra entre  la lluvia.

Tú eres el milagro de un lenguaje edénico, del frío incierto
sostenido entre latidos,  la primordial morada de la noche.
Eres el proverbio estéril precipitándose al vacío de los sordos.

Tu piel es camino de palabras inusuales, una escala continua,
el lomo de una nube aglomerada entre mis manos.



 Existencia

Habitamos cuerpo,
muros caídos como sombras,
recuerdos como una plaza entre los días.

Habitamos la tarde
como nubes imponiéndose al ocaso,
como sueño descendiendo entre los cuerpos.

Habitamos palabras,
la lectura comentada de los cuerpos,
palpo, entalladura, insomnio combatiendo entre los hechos

Fuera del tiempo, te asomas al vacío
como sombra trasgrediendo los portales,
 resuelta en el estrado íntimo de voces habitando los destellos.





Ana Lilia Chig 


Los Mochis, Sinaloa, México, 14 de agosto de 1974 . Comienza su actividad literaria en la ciudad de Tijuana, lugar donde reside desde hace más de catorce años colaborando en diversas revistas electrónicas.

Ha dedicado parte de su vida a la promoción cultural, colaborando con organizaciones en la promoción y difusión de actividades. Es fundadora de la Revista MEnsual de Poesia Frontera Esquina y de Nodulo ediciones.


martes, 18 de diciembre de 2012

jueves, 11 de octubre de 2012

"Sin coro", Sara Abigail Reyes, Ipso facto 2012.



Miriam Hernández es el  seudónimo con el que la salvadoreña Sara Abigail Reyes obtuvo el primer lugar del Segundo Certamen de Poesía “Ipso facto 2012” por su obra “Sin coro”.

No es Sara la típica poeta que encuentra en el leguaje “rebuscado” (como muchos de sus coetáneos) la acción totalizadora del poema, he allí la clave para entender que la  poesía reside en la sencillez de la palabra, y no al revés. Ésta es la fórmula que nuestra escritora utiliza para rendirle homenaje a lo humano, a lo cotidiano; la fórmula que supera todo artilugio, de quienes piensan que la forma es más importante que el contenido, sin dejar atrás la acción renovadora. He aquí “Sin coro”, he aquí algunos poemas de Sara Abigail Reyes.



Selección poética



***

Mi ángulo perverso tiene pelaje blanco,
tiene sueño, tiene hambre, tiene amor.
Ronronea, persigue mariposas,
muerde flores,
le desarma las macetas a mamá.
Mi ángulo perverso deja huellas de lodo en la alfombras
se apereza y despereza;
te mira, camina y coquetea…
Mi ángulo opuesto mastica ingenuamente semillas de maní.





***

Esa canción que no emite sonido,
que no se canta,
que no se busca,
que no se espera,
porque ni usted  ni usted
la construyeron,
no la buscaron,
no la quisieron.
Soy yo
sin título,
sin versos,
sin palabras,
sin coro,
sobre todo –sin coro-.




***

Ahora que es tarde y el sol alumbra bajito
quisiera, como antes, sentarme a la mesa con usted.
Quisiera que me sirviera tomatada, tortilla y queso,
mirarla comer con los dedos,
comer juntas porque en ese momento
el universo nos encierra a las dos.
Ahora que es tarde y el sol alumbra bajito,
que soy niña y tengo cinco años,
usted me mima con calor ancestral
y hay dos jarros en la hornilla,
una candela en el centro de la mesa,
una plática, una risa...
Hoy que es tarde y el sol alumbra bajito
y ya no soy tan niña,
y un foco encendido interrumpe la ternura
no quisiera tener razones para enfrentarnos.





V

Nohemí Ticas,
Claudia Reyes
y yo
seguimos
dividiéndonos los territorios celestes
a las 6:00 pm,
tendidas sobre la grama de una loma,
en 1993.




***

Yo tenía derecho a ser ingenuamente feliz,
a desbordarme en los labios de alguien que muriera por mí,
a jugar que en la casita todo iba bien.
Yo tenía derecho a decir
que sí,
te amo,
te quiero,
a penas te quiero,
siento pena,
te odio,
tal vez,
no,
no,
no,
definitivamente no.
Yo tenía derecho a decir
que no.





***

Lo que nos ocupa esta noche es silencio
inminente, pertinaz.
Tan grande es el silencio que hace ruiditos
para que vos o yo
le salvemos la angustia.
Lo que nos ocupa esta noche es distancia,
contundente distancia y nada más.





Sara Abigail Reyes


Nace el 1 de diciembre de 1984. Diseñadora gráfica, trabaja como consultora en instituciones no gubernamentales.

Ha publicado en la revista “La Sihuehuet” y en la revista digital “Ahí va el Agua”, su trabajo fue considerado en la antología “Quizás tu nombre falte” realizado por Vladimir Amaya. Escribe en el blog conloscolochoshechos.blogspot.com. Ha participado en los proyectos Alegría Relacional, Esto no es una De-generación y Vitamina D.




viernes, 5 de octubre de 2012

Poemas sin Esquina, Manuel Membreño, Editorial EquiZZero, 2013.


"Poemas sin Esquina" es unos de los poemarios ganadores del Segundo Certamen de Poesía "Ipso facto 2012" del cual el jurado dijo al respecto:

"Un trabajo de lo mejor de la poesía joven centroamericana..."

Estamos pues ante un poeta joven que se posa al borde del precipicio,  no como una fórmula de escape sino como el punto de partida (sin paracaídas) de ésos textos que toman vida propia y nos transportan hacia esa esquina remota donde yace el poema, la vida misma, las eternas preguntas, los temas por explorar.

Si hay algo que Manuel asimila con gran originalidad, es esa fuerza que caracteriza a la poesía nicaragüense -siempre a la vanguardia de la poética centroamericana-. No debe extrañarnos que, en algunos de sus textos, la raiz de Martínez Rivas haga eco, no como llana copia del poeta en ciernes sino como el extracto, la médula de esa tradición tan rica que se funde y a la vez se nutre para parir un producto nuevo, original y único como "Poemas sin esquina".

Mostramos a nuestros lectores una selección de algunos de los poemas que aparecerán en el libro.


Selección poética


EL HOMBRE QUE INTENTÓ ABANDONARLO TODO
(Reverso de una fotografía de Christopher McCandless)

Christopher llegó a cierta edad –también nosotros–
en la que descubrió, finalmente, que son las islas
las que van a dar con los marineros perdidos.
Fue entonces que lo vio: la prenda enrarecida
alrededor del cuerpo, tan desgastada por su uso,
desvanecida casi. El dolor, me refiero al dolor.
<<No soy más que el picaporte de una puerta
que nadie se aventura a abrir>> dijo.
Por tanto notó los torsos en viva carne roja,
desnudos en la llamarada, tenaces en el abrazo. 
<<No soy más que un perro amarrado
en el patio trasero de mi historia>> pensó.
Fue ahí cuando decidió abandonarlo todo.
Darse a un mundo reciente como un hombre reciente.

De Christopher ya no deseo hablar, pero hay veces
en que comparto sus planes: salir una mañana,
buscar un parque desolado, sentarme en la primera
banca vacía que encuentre y dejarla toda ahí,
con su aspecto de animalillo muerto y asustado,
en una bolsa de papel. Será desde entonces
responsabilidad del primer tonto que la encuentre
hasta que decida, tiempo después, hacer lo mismo.

Sólo entonces podré decir que esta tristeza no es mía.


ELEGÍA DE UNA MERCADERA
QUE NO ENCUENTRA LUGAR EN LA RUTA 109

…el millón de muertecitas que tiene el mercado.
Federico García Lorca

A doña Vilma, de la Casa de los Encajes
1 cuadra abajo, 25 varas al lago

Ahí, ésa que va tambaleándose
como un ciprés que reta la ventisca,
como pez que lucha contra el anzuelo,
como una mujer de pie en un bus;
sí, la que extiende sus brazos por lo alto
y que en lugar de rezar, parece
reclamar algo: la misma plegaria,
la que jamás, jamás, es atendida.   
Aquella efigie borrosa, pobre,
certeramente fácil de olvidar,
comprende que en este mundo no hay lágrimas
idénticas, ni una para otra, aunque
el dolor use la misma colonia.
Ay de esta madre, ay de sus hijos.
Ay de esta niña que prefirió
no voltear la vista y sucumbir
no en figura de sal; sí en la piel
poliforme y curtida de los vivos.
Pero ay de sus hijos. ¡Ay de mi madre!
Un buen día de éstos –lo prometo–
te cederé el asiento, y mientras
este armatoste de óxido y tripas
restalle en las curvas de una ciudad
ausente, te susurraré un secreto:
el desamparo tiene el centro hueco
y justamente cabemos los dos.


ORGASMODA A DANI WOODWARD

Cuando te penetran es cuando más bella eres. Cuando te vienes hasta desgarrar tu propio sanctórum petrificado; cuando gimes un pentagrama más allá del silencio; cuando coqueta te desvistes de la frivolidad de los nombres, como saxofón haciéndole el amor a la noche, es cuando más bella eres. Tu vientre es una visión vaporosa de vergas vapuleadas, rendidas ante ti como soldados de un ejército sin comandante ni honores; es la magnífica deshonra de atornillar nuestra soledad a los rebeldes sinsabores de tu cuerpo. Tu pelo es incendio: tocarlo, qué delicia. Tu vulva palpitante es un reinado malévolo donde quiero, gustoso, ser empalado una y mil veces. Dime quién te arrendó tanta belleza, tanto desenfreno, y te doy esta mano y la otra con que narro; dímelo, y te erigiré un altar de otoño donde las hojas te rindan culto. Que esta tarjeta de sonido sean tus labios, y dame el salvoconducto a tu espectro, a tu incienso desahogado, a la unción de mis demonios en tu saliva. Dame todo eso y yo te doy el furor de mi canción; dámelo y te enseñaré que en el placer también nada el abandono. Lo sé bien, porque entre mamada y mamada te siento, desde ese monitor, más mía que cualquier otro torso de lodo desinflándose a mi lado.  



PORNOGRAFÍA



La orgásmica embestida turbando

la vana tranquilidad de los cuerpos

y que incesante los arrastra hasta

la escena tan repetida: la cama
–celda inútil del esbelto torso
que se avizora como mástil guía–
y dos bultos asilados, callados,
sabiéndose tan sólo con sentido
estando uno encima de otro.
Olvida ya si es hombre o mujer;
no importa si eres hombre o mujer.
Repasa labios, senos, nalgas, penes
erectos, flácidos, grandes, pequeños;
que ya ningún túmulo de piel sea
extraño a la curiosidad de esta
lengua ni la miopía de tus dedos.
Deja todo dogma, todo el miedo.
Deja ya todo lo que no te sirva
fuera de la habitación –mi virgen
cuartilla: trémula e impenetrable.
No hables: chilla, gime, grita, muerde
y perfora hasta que el deseo
sea un escudo innecesario.
Vente en su boca, vente de una vez,
lávate y empieza todo de nuevo,
pues para eso es la poesía.


EL HOMBRE QUE SIEMPRE LLEGABA TARDE A SU FUNERAL 
(Balada para Johnny Cash)


Recuerda las instrucciones para andar –me dijo Johnny.
Nunca pierdas el respeto por las cosas más pequeñas,
las aparentemente inútiles, como la última cajetilla
de cerillos o aquella chica que dejaste esperando
y que aún tiene esperanza en ti. Si miras una nube,
escupe lo más fuerte que puedas: atrás se esconde Dios.
No olvides que el barullo debajo de tus pies no es más
que el soplo de todas esas personas que agonizan recostadas
sin nunca haber comprendido la dicha de sólo caminar
sin rumbo seguro. Pero lo más importante –seguía Johnny–
es que no olvides llevar las manos en tus bolsillos.
Esto podría salvarte la vida –y sin saber por qué
hice lo que me explicó; de cuanto me enseñó, todo.

Vaya donde vaya, en mis bolsillos guardo siempre
las manos, sin importarme que los tenga vacíos
–eso lo aprendí de Johnny.
Lo hago para recordar que, no importa lo que pase,
siempre tendré algo a qué aferrarme: N---A---D---A
–eso lo aprendí de la vida.




EL HOMBRE QUE FUE SIEMPRE UN PERDEDOR Y LO DISFRUTÓ
(Invocación a Charles Bukowski)






y
abre una cerveza y bebe sólo la mitad.
vierte el resto sobre el dorso desnudo de una puta.
escribe en tu pecho las elucubraciones posteriores a un orgasmo.
párate de cabeza.
celebra cantando los albores de tu desdicha
vendrá hasta ti.




y

ha de llegar un espíritu hediondo y verduzco
que a su paso deja un rastro de orina y cenizas.
te hablará en el idioma de las gaviotas muertas
coronará tu lengua con su boca troyana.

y
he aquí que la depravada belleza
se colgará de tu cuello
en una guirnalda hecha de cadáveres.




y
y
y
y
y
y
y
no hables, no preguntes, no respires.
escucha lo que tenga que decir.
asiente en todo momento
toma
fuma
juega
coge
miente
vive
no pienses nunca en la felicidad.

es un terrible hábito.

VODKA, SPRITE Y LIMÓN



Get on your dancing shoes,
you sexy little swine…

Arctic Monkeys




El silencio es polifónico.
Las luces trazan manos
que te acarician
imperceptibles
    el rostro
        el cuello
            los senos
                lo que quede de alma.

Te aferras a tu trago acerbo
y te dejas caer a la noche con la boca abierta
mordiendo la oscuridad en sus cuatro rabos:
dulce veneno de escorpión mezclado con Petrov.

 

El cazador y la presa bailan juntos
en el salón de los espejos y violines.
¡Apresúrate: la selección natural termina en siete horas!

Lejos del reggaetón y el encanto de un jueves cualquiera
tratas de convencerte
de que la resaca no le da tregua a la moral.

Así y sólo así
la soledad será menos
que un condón tirado en el piso.




POEMA PARA RENEGAR DE DIOS Y ERIGIRSE DIOS

We are all puppets. The difference is
that I can see the strings that control me.
                                Dr. Manhattan, Watchmen

En este poema yo soy Dios. Soy un oso hormiguero de pelaje azul que vuela excretando arcoíris de su axila izquierda. Soy un enorme escarabajo que recita sonetos de Lope mientras una rosa –igual de impertinente– se revuelca con cualquier genízaro abochornado pero cumplido. Soy el mar cuando es atisbado desde la proa de un buró de noche, tambaleándose como gato acróbata hasta tocar la parte más baja de una mejilla de cera amarilla. Soy una fila de jabones marchando unísonamente al horno: uno
dos
tres
cuatro
eins
zwei
drei
vier
one
two
three

four; en Israel se nos ha prometido ser humanos sólo después de treinta minutos a fuego controlado. Soy Nancy Kerrigan reventando en astillas la rodilla de Tonya Harding. Soy Mark McGwire proyectándose en perfecta diagonal hacia el forúnculo luminoso del cielo. Soy un niño azotando el trasero desnudo de Karol Wojtyla. Soy una mujer de Afganistán volándole el rostro a George Bush, riendo a sus expensas, apagando un cigarrillo en sus testículos. Es decir, soy tan improbable e irrisorio, como decir que quien creó este poema fue, en un principio, creado por otro creador. Por eso –ya lo dije antes– en este poema yo soy Dios. Y no hay milagro, si de convencerme de lo contrario tratase, que valga la pena.




Manuel Membreño




(Nicaragua, 1988). Escritor. Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Centroamericana (UCA). Próximamente presentará el volumen de relatos Flojera (Centro Nicaragüense de Escritores, Colección Narrativa, 2012). Publica ocasionalmente a través de su blog personal: sparrings.blogspot.com. Ha participado en algunos talleres de narrativa y poesía. Actualmente reside y labora en Managua.