sábado, 9 de junio de 2012

"Y qué imposible no llamarte ingle", Alberto López Serrano, Editorial EquiZZero, 2011.




"Lo estético es fundamental en su poesía, pero en ningún momento se queda en lo sonoro y no descuida el contenido. Entre lo jóvenes, es uno de los pocos que vierte la mayoría de su obra en el siempre difícil pero gratificante cáliz del soneto."

"Y qué imposible no llamarte ingle" del poeta Alberto López Serrano es es la octava publicación de Editorial EquiZZero. Presentamos en esta ocasión una selección de su libro.


Selección poética



Otra vez me atolondra Eros, aflojador de miembros,
esa dulciamarga alimaña irresistible.
                                                      Safo
 (Lesbos, en torno al 600 Antes de la Era Común)



I


Me desnudarás al abrir esta solapa.
Razona lo que digo si eres capaz,
comprende si puedes con tus poros.

Cual títere,
sin compasión,
sujeto me tendrás a tu despotismo,
renunciaré al placer ilícito,
condenaré mi casa,
volveré a nacer,
no del original,
sino de tu vientre escarnecido, roído,
cambiarás mi nombre,
tuyo soy dirás,
vendido seré,
por mi voz mancillado.

Quizás no importa,
todo mundo sabe que al amar siempre se pierde,
sea que se inmortalice en silencio interno
o quede plasmado en llano papel.



III


El incendio de nuestros labios se nos viene encima  a torrentes,

como el viento en los jardines los pétalos agita
y estremece el tallo entero en las flores.

Palpita el suelo y gime.
El monte se une al valle.
Los caminos son húmedos mordiscos,
lentos acordes de corazones
y el labio está ardiendo como el rayo.

El monte es un aliento interminable
con dedos desatando los miembros,
buscándose en la tierra el centro
que se está incendiando en las manos.
Somos la carne desatándose en los labios.



VIII


Tú cruzas a la izquierda en esa esquina,
eres un autobús que nunca llegará envuelto en ruido.
Me marcharé contigo por esa galería
al parque de fuentes silenciosas.
¡Quizá logre atisbar,
o encadenarme, al menos, a tu costado tibio,
como una fiesta de hojas secas sobre la tierra
por el viento arrojadas a espirales y danzas!

Y quisiera decirte cosas como:
la Musa dijo ayer tu nombre,
ya era de noche… goteaba el tiempo… yo la esperaba,
sí, con flauta en mano como siempre,
y al llegar apartó los libros de mi cama, su velo,
y me sonrió ya recostada.
Muy cerca de su rostro blanco y terso, dije:
¿Tú le dictabas a Petrarca?
Cerró los ojos y sonrió.
Sí, dijo, y puso el velo.


Dijo tu nombre entonces,
ya era más de noche… goteaba el techo…

Y entonces te daría este poema,
susurrando tu nombre y un es tuyo,
como si lo hubieras olvidado
entre mis labios y mis dedos.
No querrías leerlo. “En casa”, me dirías,
y yo sonriente volvería a verte la frente y sus lunares,
y volverías a verme
para saber que voy mirándote a tu lado
como si tú llevaras el velo todavía…




XI


Te imagino bajo una lluvia de páginas de colores,
que vas juntando las recién pintadas páginas celestes
con tus manos de contacto fino y tu horizonte de miembros
(de rosa y carne inexplicables).
Llegar me gustaría, entonces, a tu lado,
llegar con un silencio,
llegar como de entrega,
parecido quizás a un respiro,
a un largo territorio por dentro y por afuera,
como un lápiz,
y me cubras celestes los caminos
con un roce de tu piel humedecida.
Voy a trazar, entonces (ilusión y cauce del sentido),
con mi tacto las líneas,
los contornos,
y la imagen de tu cuerpo me conduce,
me derrama,
como caricia que se estira al viento
y celeste va tornando mi horizonte.



XV


¿Quién,
si muero,
culpable te diría?
En cualquier parte,
aquí,
pero en cualquier parte,
tu rostro voy  t___
                              e___
                                       j___
                                                 i___
                                                         e___
                                                                   n___
                                                                             d___
                                                                                       o___
Con baba de una araña
que se empecina
en ir    h——
                         i——
                                     l——
                                                 a——
                                                             n——
                                                                         d——
                                                                                     o——
necio,
tu rostro,
quién diría,
sí,
tu rostro que me pierde y aniquila en su dédalo.

No será por caerme de alguna pasarela
o que en la calle el golpe de un vehículo
o ráfaga perdida me cruce los sentidos.
Es fácil estos días,
¡quién no sabe!          
Yo sería el culpable.
¿Quién,
si muero,
culpable te diría?

Un dédalo invisible
en que te voy t……
                              r……
                                      a……
                                              m……
                                                        a……
                                                                n……
                                                                         d……
                                                                                o……
distraído,
en cualquier parte,
o aquí,
y cuando acabo de trazar tus ojos,
me pierdo en la señal,
y ya extraviado,
por necio
o por fortuna
o por desvío,
todo se torna un dédalo constante y asesino
por perseguir la espora de tus ojos.






Alberto López Serrano




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Nació en el departamento de La Libertad, el sábado 8 de enero de 1983. Es profesor de idioma inglés y de matemáticas. Es miembro de la Fundación Cultural Alkimia y desde 2007 es coordinador de los “Miércoles de Poesía” en la peña cultural de Alkimia y Los Tacos de Paco, en San Salvador.

En este mismo espacio ha presentado lecturas y homenajes a poetas de El Salvador e internacionales, así como eventos bilingües y babélicos especiales de poesía. Ha participado en diferentes lecturas en instituciones educativas básicas y superiores, centros culturales, festivales de poesía, cafés literarios y concentraciones públicas en calles y plazas. Entre ellos: Festival Internacional de Poesía de El Salvador 2004 y 2010, Simposios Rubén Darío en León de Nicaragua, Feria del Libro de Guatemala 2009, Festival Internacional de Poesía de Costa Rica 2010, entre otros.

En 2007 fue publicado “La Nave que Falta” (Alkimia Libros, San Salvador). Luego “Cien Sonetos de Alberto” (Alkimia Libros, 2009), la primera edición de “Y Qué Imposible No Llamarte Ingle” (Editorial La Cabuda Cartonera, 2009), y “Montaña y otros poemas” (Editorial Equizzero, 2010). 

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