Los instrumentos del diablo, del escritor salvadoreño Josué Andrés Moz, resultó ser
el libro ganador del XIV Certamen Literario Ipso Facto 2024,
quizás, a nuestro juicio, su libro más personal, a través de él desfilan diferentes
personajes, sin embargo, dentro de esa microurbe sobresale uno: el propio autor;
el poema La herencia, es un ejemplo palpable:
Meses
después, mi madre necesita atención médica,
han vendido
el automóvil, se han deshecho de su perro,
he llegado a
sus vidas y tengo problemas respiratorios.
Cada sentimiento
que pueda ser experimentado por un ser humano está presente en este libro:
dolor, angustia, amor, ira, etc., ya sea que compartamos afinidad o no por el
autor, hay algo que es innegable: ningún texto nos resultará indiferente. El
lector que se atreva a explorar sus páginas encontrará dentro de ellas esa
parte que nos arrebataron, porque nada está completo si no duele o no lastima,
nada otorga más emoción y al mismo tiempo mayor aprensión, que aquello cuyo secreto
develamos. Los instrumentos del diablo no solo es un canto a esa
infancia, a una época; alegoría infinita que, como un film, gira y se proyecta en
nuestra memoria, porque, a fin de cuentas, ¿qué es el hombre sino producto de
su pasado?
Han pasado los
años.
No puedo
decir con certeza,
que haya
entendido todas las moralejas.
A la
distancia
todo lo que
veo en palabras es fácilmente una ficción.
Hoy, damos la
bienvenida a Josué Andrés Moz al podio de ganadores, ese pequeño y humilde espacio
reservado a quienes entienden que la poesía, más allá de alimentarnos espiritualmente,
transgrede.
Omar
A. Chávez
Co-editor
de Editorial EquiZZero
Selección
poética
La herencia
Fábula conversacional
en 7 partes
(I)
Fuera de casa
A mí, la guerra me llegó por lágrimas
de mi padre,
a él, la guerra se la declaró el suyo
antes de llegar a la adolescencia.
Yo he visto cómo llora cada uno de
sus muertos
y escuchado
cómo desesperadamente
busca esconder con sus gritos los
muertos de los demás.
Ahora que envejece y que el cuerpo le
falla,
mi padre ha encontrado el perdón que
le negaron.
Yo escribo esto
para perdonarlo en su perdón.
(V)
Debajo de la
alfombra
No he muerto,
pero he acabado con los ahorros
familiares.
El hambre es una sonrisa en el plato
vacío de mi madre,
abro la boca y mastico sus dientes,
abro la boca y mastico su carne;
no me bastó la herida que hice a
través de su cuerpo.
No he muerto,
pero ha muerto el hermano de mi padre
y
es como si en casa muriéramos todos.
Muy oscura la sonrisa de papá,
muy opaca la sonrisa del señor,
muy gris la sonrisa de aquel desconocido.
La memoria entre mis manos es la
sombra de una sombra
y no veo manos juntas y ciego estoy
ante los besos.
Nunca hemos tenido alfombra en
ninguna de las casas,
pero es como si la ternura se
escondiera por debajo de la tierra.
Nos han mentido a todos
la nieve también cae sobre este
charco.
(VII)
El tejado
Han pasado los años.
No puedo decir con certeza,
que haya entendido todas las moralejas.
A la distancia
todo lo que veo en palabras es
fácilmente una ficción.
Una vez sobre el tejado alguien dice
que solo el amor es capaz de detener
el salto.
La soledad
Balada a
manera de confesión
Alguien acaricia mi corazón
de la misma forma en que se besa una
llaga repleta de lágrimas.
He nacido tan lejos de esta
estructura de calcio que me sostiene,
de este tránsito en que otros ojos me
traducen
como una paradoja de máscaras
y cicatrices.
Ella asegura,
que el más cercano de mis dolores
reside a kilómetros de este
tiempo.
Yo quiero ver lo que ella ha podido
ver.
Entonces, acerco mi edad por el borde
de su pupila
como quien asoma su inocencia por un
escaparate
detrás del que hay algo imposible de
alcanzar.
Al fondo
y devolviendo una mirada de pétalo
marchito,
ese niño moldea una sonrisa
y acomoda a la soledad,
tranquilamente sobre su cabeza,
como a una corona de espinas dorsales.
La ironía
13 astillas
apócrifas a manera de trampas
VI
No se juzga la belleza del vaso;
amado es el vacío y la lentitud de la
espera
amado el ojo que observa la grieta
y con su lágrima rellena la grava.
VIII
Escrito está mi nombre a través de
tus ojos
detrás del cristal
como si el dolor que debías llevarte
decidieras dejarlo entre mis manos.
XII
El colmillo de la luna atraviesa el
tejado
y rompe la terrible comarca
en que tus sábanas hicieron casa.
Toda esta
es la única luz que me pertenece.
Josué Andrés Moz
En los últimos años ha participado en congresos, ferias del libro y festivales de literatura, entre algunos de ellos: Festival Internacional de Poesía de Aguacatán (Guatemala, 2018), Primer Encuentro Centroamericano de Escritores «Edilberto Cardona Bulnes» (Honduras, 2018), Primer Congreso Centroamericano de Literatura (USAC, 2019), trigésima edición del Festival Internacional de Poesía de Medellín (2020), ANTIFIL (2021), 15vo Festival Mundial de Poesía de Venezuela, FilXela (2022-2023), Feria Internacional del Libro de Honduras (2023). Actual coeditor de la Revista Ars poética 1970.
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