sábado, 11 de marzo de 2017

Genealogías, Carlos Gerardo González, Editorial EquiZZero, 2017.



¿Qué lleva a una  persona a escudriñar en el umbral de la sangre y al mismo tiempo a agitar las fuerzas de su propia estirpe? Hay en esa pregunta la imperiosa necesidad de ser oída y cantada y éste es el recurso que el poeta guatemalteco Carlos Gerardo González utiliza para la construcción de Genealogías, ese denso follaje sobre el cual desfilan las historias familiares que van a constituir la materia prima de sus poemas.

Genealogías es el libro ganador del VI Certamen de Poesía Ipso Facto en su edición 2016 y sobre el cual el jurado dijo: La búsqueda de una afirmación en Genealogías es el pretexto con el que hilvana y estructura su poemario, se descubre el empeño y la dedicación, sin embargo, no son esas las virtudes que destaca el jurado, sino la fuerza y el empuje de sus versos en la consolidación de una identidad.

Mostramos a ustedes estimados lectores un breve selección de poemas de nuestro ganador.

Omar A. Chávez
Editorial EquiZZEro


Selección poética




Poema 1: dos voces
La luz del sol se cuela entre el follaje
una niña voltea triste hacia fuera / hacia las cosas
donde la cascabel baila
al ritmo de su miedo.
En el patio están el duende y
los caminos.
Él        susurrará palabras de miel en sus tímpanos y
ella      resistirá.
Él        se quitará el sombrero para ocultar su rostro y su capa para que los pies de
ella      no toquen los charcos de las veredas, y lo ignorará.
Ella guarda su sombra adherida a la tristeza.

La conozco del fruto hasta la celda que hoy habito
Es mi madre y mi hija que ven en la distancia del encierro
Es mi madre que desciende de la cruz que la habita
y la convierte en el futuro de la hija que no habitará este mundo.
Es mi madre y mi hija que me ven
mientras paso
entre dos estériles sonrisas y dos fuegos que se apagan sin remedio.

El sonido no es necesario para el dolor del tiempo.
El pánico del vacío toca su pelo como el viento que pasa.
Es el sueño de una caricia que despierta del rumor de la nieve
con una mano que afianza la tierra mientras camina.
Ella sueña que despierta a tiempo. Que su hijo no cae.
Que puede salvarlo del abismo negro de su pecho.
Juega a penetrar su alma con la mirada franca
a salvarlo con palabras
oraciones que nacen en su vientre
y mueren en un lugar de mí que desconozco.
Juega a que aún es tiempo.
Que el amor de una niñez nueva la salva. Que aún es fértil.
Que nacerá de sí otro hijo que sí se quedará. 

Me descubro en el centro de una cruz cardinal.
Una rosa náutica señala cuatro puntos.
Una madre, un padre.
El pasado y un porvenir oscuro como la boca fangosa del león.
Lo he visto
sus colmillos perforando el asfalto
su boca abierta y desconocida.
La ciudad que se avecina con rumores de tráfico y cansancio.
Una fotografía de silencios cordiales para ver cómo pierdo,
cómo me pierdo entre cuatro puntos de distancia.
Cómo me alejo de quien fui.

Ella camina sobre el silencio noble del barro. Va descalza
por las ramas secas de los limonares, sus espinas,
sus pequeños insectos de palo
sus pequeños hombres de palo quemados por la furia del agua / del milagro
sus ejércitos de hojas en amarillo
para sus pies frágiles.
Lleva puesto el vestido de su madre
yo logré verla creer en algo hermoso
mientras él asoma sus ojos tras los nombres de las cosas.

Es mi madre y mi hija pálida como el vapor que oculta las ramas más altas.

Y el peligro se avecina mientras me escondo en los arbustos.
Cuando huye, encuentra con seguridad mis ojos abiertos
se da cuenta de que temo
y voltea su rostro hacia la niebla
que la oculta.

Ella sabe que no la seguiré.

Es mi madre y mi hija
que es y no será
se despide ocultándose en la niebla absoluta de la muerte
mientras me escondo temeroso
en la arboleda.





Genealogía

El sol devasta el suelo de este desierto.
Un hombre junta las piedras ensangrentadas del camino
Y enciende un cirio de ternura que arde en la llanura de la lágrima.
El sol devasta el silencio y el llanto.
Queda una palabra jamás dicha
Una herida de cielo en los ojos de la luz
Una libélula que choca
y no logra liberarse de la cárcel de las manos
que despierta en hoteles sin nombre
en las horas tenues de la madrugada
y saborea el peligro de las calles
pobladas de la risa de demonios
y ríe sin saber por qué ríe
como una raíz infértil amarrada a la tierra de la infancia.

Aquí no nacerá nada. Solo hombres hambrientos.

Y un poema de distancia
crece en la sangre
como el musgo sobre las ruinas.





Genealogía

La milagrosa travesía de los siglos
termina
con la hija muerta.





Distancia

Detrás de una sonrisa
ella me espera
hilvanando en su tregua
las preguntas que me hará
sin decirlas.





Padre

Un río permanece solo. Como mi padre.

Esa vez íbamos de viaje hacia  algún sitio del verano.
Hacía calor y el carro era pequeño
(era un Subaru viejo del 78).
Yo miraba los dientes torcidos de mi hermana vieja
y decía a papá cosas que a él no le importaban
mientras él metía sus dedos gruesos dentro de mi boca
y me sacaba el chicle que masticaba
para tirarlo a ciento diez kilómetros por hora
sobre la autopista.

Fue la primera vez que me fijé en los dientes torcidos de mi hermana vieja
y en el fracaso de mi padre
y en el mío.





Quauhtlemallan city lights

Aquí es más fácil olvidar. Es más difícil resistir.
No se recuerdan las calles inmensas marcadas por el humo.
El agua servida por los vecinos en las banquetas.
            Tierra de bosques…
Un poema para marcar la piel del olvido.







Carlos Gerardo González

El Progreso, Guatemala,1987. Ha publicado cuentos, poemas y ensayos críticos sobre literatura en diversas antologías y revistas, tanto en su país como de Hispanoamérica. Fue columnista permanente de la revista electrónica Casi literal de 2014 a 2016, ganador del Primer Certamen de Cuentos El Palabrerista en 2014, promovido por el Proyecto Editorial Los Zopilotes. En 2015 publicó el libro Música rara con Editorial Alambique. Estudió literatura por la Universidad de San Carlos de Guatemala y se licenció en ingeniería química, por la Universidad Rafael Landívar, de donde también obtuvo un grado de maestría en filosofía. 



2 comentarios:

  1. Las bases afirman que es un poema por pagina. El "Poema1:dos voces" no alcanza en una, quizás en dos... ¿Entonces?

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  2. No, lo que se limita es que vaya más de un poema por página, está claro, pero un poema puede extenderse lo que quiera, un solo poema puede abarcar 35 páginas y es válido. Se tomo a esta regla porque se tuvo personas que incluían hasta 4 poemas en una sola página, esto lo hacían al partir la página en dos columnas, y eso no podía ser así. Esperamos haber aclarado tu duda.

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