Podrán participar aquellas personas cuyas edades oscilen entre 18 y 35 años, que hayan nacido y residan en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, y no hayan ganado este certamen con anterioridad.
Los trabajos deben ser inéditos y no estar participando en otro certamen literario; escritos en español; formato office word, tamaño carta, letra Times New Roman base 12 e interlineado de 1.5. La extensión de los trabajos no debe de ser menor de 35 páginas ni mayor de 70 y debe incluir un sólo poema por página. La temática es libre. El género es poesía.
Los interesados deberán enviar dos archivos en formato office word (no pdf)al correo: editorialequizzero@hotmail.com, uno de los cuales se nombrará con el título de la obra y seudónimo. En un segundo archivo, que se nombrará datos, se debe adjuntar la siguiente información: lugar y fecha de nacimiento, dirección, teléfono y correo electrónico y copia de documento de identidad (foto o escáner).
La obra seleccionada será publicada por Editorial EquiZZero en un lapso no mayor de 9 meses a partir del fallo del jurado. El tiraje total será de 300 ejemplares de los cuales el 20% corresponde al ganador.
La recepción de obras inicia a partir de la publicación de las siguientes bases y finaliza el viernes 24 de julio del presente año a las 16 horas. El sábado 15 de agosto se dará a conocer una lista de 10 finalistas sobre los cuales se deliberará el nombre del ganador.
El fallo será inapelable y se dará a conocer en la noche del 26 de septiembre de 2015 a través de: equizzero.blogspot.com y facebook.com/EquiZZero. El certamen no podrá declararse desierto.
Cuando realizaba la búsqueda de
información para lo que sería la “antología” Perdidos y delirantes 36-34 poetas salvadoreños olvidados (Zeugma
Editores, 2012), encontré siempre autores que por varios motivos[1]
no podían ser parte del universo de ese
libro, pero esto me facilitó el hacerme de un pequeño directorio con los
nombres encontrados, y guardé más de alguna vez poemas, referencias; todo más
por afán de coleccionista que por la idea de elaborar un nuevo proyecto. Más
tarde me di a la tarea de ordenar lo recolectado, a modo de construir un
«atlas» privado de la poesía salvadoreña (como varios en este país han detener
el suyo, por supuesto, pues claro, pues cómo no va hacer). Por un ritmo natural
aquello me llevó a la idea de sacarle provecho a los textos y a la información
de una manera más concreta. Lo primero fue darle un objetivo y un destinatario
específicos. Después de eso me decidí por un método; y a nivel de compilación
por un formato. Pasado cierto tiempo se concluyó el trabajo y busqué
patrocinio. Nadie de las autoridades correspondientes o editoriales
independientes quiso hacerse cargo. Algunas de estas independientes ni me
acerqué, y no tengo en reparos en decirlo. No lo hice porque a metros se nota
que están ocupadas atendiendo trabajos (sobre todo de amigos) que traen desde
hace décadas. Hubo, además, quien me aseguró que faltaban años para poder
realizar una empresa como la mía. A lo mejor tiene mucha razón ese hombre.
EL CONTRATO «LOS OCHO COLORES DEL ARCOÍRIS»
La idea principal siempre fue
proporcionarles a los estudiantes, con cada antología, una guía para ponerlos
al tanto de los poetas y de las épocas de estos, en ediciones sencillas y
fáciles de leer, pero parece que las instituciones y editoriales en el país están
más interesadas primero en las ganancias que puedan generar los productos
literarios, que el aporte y apoyo que estos puedan representar para el usuario;
es como si poco importara ya si se lograr abrir un vínculo afectivo entre el
libro mismo y el lector.
Así que me comuniqué con la única
editorial en el país que a pesar de los años sigue fiel a sus principios en
cuanto a la elaboración, venta y distribución. (Sería un volver a casa, pues
fue Editorial EquiZZero la que me publicó por primera vez la entonces plaqueta Los ángeles anémicos, que posteriormente
se reeditaría en formato libro un año después). Me reuní con ellos para
plantearles la situación, pues esta vez no solamente llegaría como autor sino
como parte del equipo editor. Tenía muchas ideas para este proyecto pero me
interesaba también una unión de criterios con Carlos A. Flores y Omar A.
Chávez, para obtener un libro que no dejara de ser EquiZZero: accesible,
práctico, cómodo para la mano del lector, pero también que fuera sugestivo de
acuerdo a la naturaleza propia del proyecto. Esta conversación terminó con la
firma del contrato conocido como «Los ocho colores del arcoíris» que no iba a
favorecer más que a los propios lectores, y en donde se dejaría plasmado el
compromiso de todo ese esfuerzo y esa esperanza de tres amigos, adictos
irrecuperables a la poesía.
Con el contrato (o pacto
satánico) firmado nos dispusimos a dar
inicio al trabajo de limpieza y pulido de los volúmenes, para luego ser
enviados a diagramación, más tarde vueltos a revisar, y por último: a prensas.
Todo esto fue lento. E. EquiZZero tenía sus actividades propias, otras
presentaciones, armar otros trabajos. Por mi cuenta, en aquellos días estaba
“entretenido” con mis talleres de escritura creativa y revisaba otro libro que
saldría en noviembre de 2014.
No nos ahogamos, pero tampoco nos
confiamos: cada volumen fue trabajado como si fuera el único a salir. A los
meses teníamos ya nuestra flota de diabólicas antologías.
La campaña “Se vienen los
colores” dio comienzo 15 días antes de la fecha de presentación, para esto se
contó con la ayuda de amigos invaluables quienes se encargaron de ir poco a
poco intrigando a los asiduos usuarios de las redes sociales…
Una nota mental: “Ahora que lo
pienso escribo poemas para castigarme por muchas cosas que no he hecho, y también
por cosas que he realizado en la vida, pero construyo antologías para salvarme
de mí mismo. Eso es malo, muy malo”.
***
Todos esos días, todas esas
actividades, nos han traído hoy hasta este punto: la cima de esta torre. No nos
queda más por hacer, pues, que admirar el panorama.
V. A
[1] Algunos no tenían
suficientes poemas, otros su biografía no pasaba más de las dos o tres líneas,
en varios casos solo era la referencia del nombre, y ameritaba una búsqueda más
específica.
Editorial EquiZZero, celebrando
su quinto aniversario de fundación presenta al público su nueva colección
«Sursum», en la cual se publica uno de los proyectos más
ambiciosos en los últimos 50 años en cuanto a compilación de poesía se refiere.
Y es que su doble universo, sus arriesgados parámetros que llevan al extremo
los criterios temporales, geográficos, políticos y temáticos; su naturaleza o
anti-naturaleza de vincular el pasado con el presente en un discurso imparcial,
descriptivo, que ofrece a los lectores un cuadro valorativo libre de
dogmatismos, lo hacen un trabajo didáctico, lúdico, de consulta específica y
efectiva.
Torre de Babel: antología de (la)
poesía joven salvadoreña de antaño,es la nueva propuesta de Vladimir Amaya, un proyecto de
proporciones dantescas y apocalípticas, dividido en ocho volúmenes y un
prólogo. Precisamente es en este último donde se presenta el cuerpo conceptual
que articula el trabajo, y se dan a conocer las “reglas del juego” que el
antólogo ha preparado para los visitantes. El propio autor confiesa:
«Antes de 1960 no había en El Salvador una compilación que tuviera por
finalidad ordenar, mostrar los nombres, las tendencias, las propuestas de los
jóvenes poetas en su respectivo momento. En ese sentido, hay huecos en la línea
temporal de la historiografía literaria salvadoreña que hacen difícil el exacto
conocimiento de esta, al dejar prácticamente al margen a la mayoría de jóvenes
que se dedicaron a escribir versos en periodos determinados de la historia.
Motivados por llenar esos agujeros y ausencias en el tiempo, se ha pensado en
esta edición como un buen acercamiento a la poesía y a los autores que forman
dichos vacíos, y de alguna manera visibilizarlos al reunirlos bajo las claves
de una “antología de poetas jóvenes”, ordenando cada libro con base cronológica
de una década exactamente».
Del autor:
Nació en San Salvador el 18 de agosto de 1985. Licenciado en Letras. Fue
miembro fundador del taller literario El Perro Muerto. Ha publicado los poemarios:
Los ángeles anémicos (Editorial
EquiZZero, 2010), Agua inhóspita
(Colección Revuelta, 2010), La ceremonia
de estar solo (Leyes de Fuga Ediciones, 2013), El entierro de todas las novias (Editorial Universitaria, 2013) y Tufo (Laberinto Editorial, 2014).
Imparte talleres de escritura creativa para niños.
Amaya vuelve meses después de haber publicado el ya “clásico precoz” Segundo índice antológico de la poesía
salvadoreña, obra que movió de su órbita al ambiente literario salvadoreño,
siendo comentado hasta el punto de abrir acaloradas discusiones aun por los más
mínimos detalles. Pero esa no ha sido la única compilación hecha por Amaya, conocido
popularmente ya como “el niño antólogo”; en 2012 apareció su “extraña
antología” Perdidos y delirantes: 36-34
poetas salvadoreños olvidados; y dos años antes su recordada y polémica Una madrugada del siglo XXI. Poesía joven
salvadoreña. Esta nueva odisea titulada Torre
de Babel: Antología de (la) poesía joven salvadoreña de antaño, viene a
incorporarse a los acervos de consulta, teniendo está como herederos
principales a las más jóvenes generaciones.
Torre de Babel:
Antología de (la) poesía joven salvadoreña de antaño
PRESENTACIONES
·Miércoles
13 de mayo
Peña Cultural de Los Tacos de Paco
7:00 PM
·Jueves
14 de mayo
1-) Biblioteca pública Chapultepec
9: 30 AM
2-)
Teatro Nacional de San Salvador
2:00 PM
·Sábado
16 de mayo
Palacio Tecleño del Arte y la Cultura, Santa
Tecla.